Elon Musk ha comprado Twitter. Muchos nos hemos asegurado de tener una cuenta en Mastodon o en Discord. Yo hasta he recordado que tenía Instagram y he comenzado de nuevo a colgar fotos allí. Pero en el fondo, lo que quiero es volver a escribir en mi web, como hacía años atrás en la desparecida «Polonia en español» o en «Alemanista«.
Uso Twitter desde hace años. Twitter me entretiene, y no tengo intención alguna de irme de allí. En Twitter he conectado con amigos que ya tenía, y he hecho amigos nuevos a los que aprecio y quiero. Con algunos hablo más que con personas con las que interactúo cara a cara.
Gracias a Twitter ya no entro en periódicos por sus portadas: entro a través de enlaces en Twitter que publican los mismos periodistas, o los mismos medios, pero filtrando lo que quiero leer.
Francamente, me encanta Twitter. Pero bien es cierto que le estamos haciendo el negocio a Musk simplemente por estar allí, por publicar allí, por ver la publicidad allí. La intención de Twitter, como es la de Meta, es que «vivamos» en su red. Que todo se publique en sus webs. Que todo quede allí, en sus propiedad. ¿Pero qué pasa cuando a un usuario le suspenden? Sus publicaciones dejan de existir. Sus horas dedicadas a escribir miles o decenas de miles de tuits han sido en vano. Y creo que no hace falta ni que se vaya; ¿Cuánto tarda en olvidarse un hilo o una recopilación de enlaces en Twitter? ¿Una hora? ¿Dos días? ¿Cuándo has buscado algo en Google y te ha aparecido un tuit con el resultado, ¿jamás?
No hace mucho escribíamos blogs y foros. Tal vez fue la mejor época de internet, aquella en la que el contenido estaba agrupado por tema, moderado por quien sabía, y fácilmente accesible desde cualquier buscador. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué abandonamos aquello? Era bueno y lo dejamos morir. Creo que la respuesta es sencilla: Inmediatez. Interacciones. Número de seguidores que subían. La red de «microblogs» acabó con los blogs.
Como digo, no dejaré Twitter. Pero sí que espero escribir más en el blog. Tal vez textos cortos, tal vez textos largos. Algunos serán en español y otros en inglés.
Y ya está por hoy. A ver Borgen.

Marisa Castiñeira
Totalmente de acuerdo con lo que expresas. Sigo leyendo blogs, me gusta leer divulgación científica y alguna otra cosa… Son mi justa medida, no largo pero con suficiente texto para que me llegue la idea.
Utilizo twitter como quien lee titulares y para enterarme de eventos y actividades. También me gusta ver opiniones. Nunca me atrevo mucho a dar la mía, si no es más allá de un aplauso o felicitación. Si no me gusta siempre me viene a la cabeza lo de “Manolete si no sabes torear pá que te metes”.
Cuando me jubile, me falta poco, quiero escribir (aprender a decir lo que quiero) y entonces utilizaré el blog que recoge las actividades que hago y “les pondré opinión”, algo que siempre exijo a mis alumnos en sus trabajos y que la profe poco practica.
Un saludo, Jorge.
JorgeGines
Gracias Marisa. Lo que tal vez me disgusta más de Twitter es la escasa permanencia del esfuerzo que muchos ponen en producir cosas interesantes.
¡Nos leemos!